La palabra Canaima deriva del término pemón Kanaimö, que hace referencia a una fuerza espiritual profundamente arraigada en la cosmovisión del pueblo indígena Pemón. Este concepto no tiene un significado único, sino que se vincula al poder esencial del bosque, a los espíritus que habitan en la naturaleza y a la energía que armoniza la vida y la muerte.
Dentro de la tradición pemón, Kanaimö puede simbolizar tanto un espíritu protector como una fuerza vengadora o justiciera, dependiendo del contexto en el que se narre. Más que nada, representa un principio fundamental que invita a respetar la selva, los ríos y los tepuyes, considerados entidades vivas con su propia alma.
El Parque Nacional Canaima lleva este nombre en honor a esa rica visión ancestral, donde la naturaleza y el ser humano integran un único tejido espiritual. De este modo, Canaima trasciende ser simplemente el nombre de un lugar; es también una forma de concebir el universo, en el cual cada elemento; ya sea piedra, agua, viento o fuego, posee voz, memoria y significado propios.
Fotografía: Antonio Hitcher